Descripción
Cada deporte necesita una alimentación diferente y un aporte concreto de nutrientes. No es lo mismo correr dos veces por semana que ser deportista de élite. ¿No te parece?
No sólo dependerá del tipo de ejercicio o del gasto calórico, sino también de tus objetivos, adelgazar, ganar masa muscular, recuperar fuerza…
Te elaboramos tu dieta adaptada a tus necesidades.
Los aportes alimentarios deben compensar los gastos de energía con el fin de que el peso corporal permanezca estable. Así pues, es normal que el deportista coma más que una persona sedentaria. A efectos prácticos, los distintos alimentos se pueden clasificar en cuatro grandes grupos, en función de sus características nutricionales, mediante lo que se denomina el trébol de la alimentación equilibrada. La práctica deportiva habitual tiene una serie de efectos beneficiosos sobre el organismo y su funcionamiento, entre los que se distinguen los siguientes:
- La masa muscular se desarrolla.
- Los músculos tienen una red de vasos capilares que, al desarrollarse también, permiten una mejor y más fluida circulación sanguínea.
- Aumenta la capacidad de almacenamiento del glucógeno y de las grasas en los músculos o las grasas que circulan en la sangre o que están almacenadas en las células intervienen más rápidamente, lo que permite economizar el glucógeno y resistir durante más tiempo los ejercicios físicos.
- Aumenta el rendimiento cardíaco.
- Mejoran los cambios celulares de oxígeno.
- En las personas de una determinado edad, se ha observado que un aporte adecuado de calcio y la realización de una actividad física adecuada pueden retrasar la aparición de osteoporosis, enfermedad que provoca la fragilidad de los huesos.
- La práctica de un ejercicio físico debe ser progresivo, y lo suficientemente largo y constante como para entrenar los músculos y los sistemas cardiovascular y respiratorio sin forzarlos demasiado.
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